Dile a Mamá que no vengo a comer

Creo que esa fue la última frase que le dije a mi hermana el día 30 antes de irme, a eso de las 6 y pico de la mañana; era muy pronto, apenas había dormido con el tema de hacer la maleta, y no se me ocurrió nada mejor que decir. Pensando en lo que se me venía encima, y aún medio atontado por el sueño, cogí el autobús hacia Málaga, primera etapa de mi paseito :).

Por supuesto, primera sorpresa: 29 Kg de maletita (no, no la había pesado al salir de casa :D), y a 25€ cada 5 Kg el sobrepeso. Pero ese era mi día, así que la suerte estaba de mi lado: la señorita del mostrador estaba de mal humor porque unas argentinas le habían colado varios Kg de más, y al intentar cobrárselos llamaron a su jefa y se libraron. Así que la tipa se me quedó mirando, le puse carita de pena (al más puro estilo gato con botas de Shrek 2), y me dijo: "Si éstas se han ido de rositas por haber llamado a mi jefa, ¡no vas a ser tu menos!".

El viaje cortísimo, y a la llegada corriendo a la embajada a por mi visado...fue algo en plan "oye, ¿me puedes dar el visado? Es que en unas horas sale mi avión para Sídney, y con lo desconfiados que son ¡vete tú a saber si me lo piden y todo para entrar! Por suerte todo fue sin problemas, y ya por fin estaba listo para partir. Bueno, casi listo, porque me informé y el exceso de equipaje se pagaba a 42€/Kg, así que me tocó sesión intensiva de adelgazamiento de maleta, para ajustarme a los 20Kg.

Pasé la noche en el Tryp Diana (me lo pagaban, ya que me hicieron venir la noche antes), muy cerquita del aeropuerto; el hotel no estaba mal, me esperaba algo más cutre, y me sirvió para darme una buena ducha y dormirme prontito, el día siguiente tocaba el viaje a donde Cristo perdió la chancla (o como un día comentó alguien del curso, "a donde el aire no da la vuelta" :D).


Habitación del Tryp Diana


Madrugón a la mañana siguiente, rumbo al aeropuerto y facturación con éxito en las oficinas de Spanair (22Kg, dejaron pasar sin problemas; y hasta 25 coló un amigo, pero claro, pasaba de arriesgarme..). Por suerte desde Spanair pudimos facturar directamente, tenían un acuerdo con Singapour Airlines. En la despedida parental coincidí con Gonzalo, becario de inversiones, y tuvimos despedida a duo. Una vez pasado el control de seguridad nos encontramos con Iciar (becaria de comunicación), y los tres pusimos rumbo a Barcelona.

En Barcelona nos encontramos a la cuarta integrante, Mónica (becaria COMEX), y realmente empezamos el viaje...¡destino Singapur! Pasar 15 horas en avión es una experiencia la verdad. Estoy acostumbrado a que los viajes en avión se me pasen volando (y nunca mejor dicho), pero yo creo que este se hizo interminable para todos. Al menos teníamos unas pantallitas muy chulas para entretenernos, donde teníamos series (sólo capítulos sueltos :( ), películas, juegos... Y en concreto en este avión (en el Singapur-Sídney no), tenía entrada de USB, ¡con lo que de saberlo me hubiera llevado mis propias pelis! (copias de seguridad de DVDS originales, claro :P).


Mando de control, y entradas (¡hasta de vídeo!)


Como he dicho, el vuelo se hace eterno. Cada poco pasan dándote de beber, comer, aperitivos...al llegar tienes la impresión de que te han estado cebando durante horas :D. En el vuelo conocimos a un argentino, Pablo, que viene aquí a estudiar inglés, y de vez en cuando nos íbamos los 5 a estirar las piernas al fondo del avión, muy cerquita de una palanca peligrosa que ponía salida de emergencia y que de abrirse hubiera sido una fiesta chula chula. Encontramos el almacén de comida y bebida, y nos pusimos a servirnos, así porque sí. Llegó la azafata, se nos quedó mirando con cara rara y.... sí, en España hubiera sido algo en plan "Largaos de aquí YA"; pero esto es otra cultura, en lugar de eso cogió la botella y nos dijo si queríamos más xDDD!!!

Por otro lado, es raro montarte en un avión de día, ver como se hace de noche, luego otra vez de día....o como de repente tienes que adelantar el reloj 6 horas, y luego dos más. Pero bueno, finalmente, agotados, llegamos al aeropuerto de Singapur, donde estaríamos dos horas antes del siguiente vuelo.
Es un aeropuerto bastante grande, estuvimos paseando un rato por él para hacer tiempo. Una de las cosas que me llamó la atención ( se revela mi naturaleza freak) fueron unas máquinas con acceso a internet. Que sí, que en España tienes la Wi-Fi Zone de Telefónica, hay también puestos para acceder peeero.....


¡Gratis!Se nota que en Singapur tienen estilo ^^

Finalmente, 8 horitas de avión hasta Singapur, que en comparación al otro vuelo, fue un paseito. Después de pasar 200 millones de controles de seguridad, rellenar una tarjetita diciendo que no veníamos a matar a nadie y tal, por fin llegamos a Sídney. Y para celebrarlo, chaparrón monumental. Cogimos un autobus hasta la ciudad (el aeropuerto está a unos 11-12Km creo recordar) por 14$; como dato curioso, era una mini furgoneta donde entraban unos 8 pasajeros, y que te iba soltando en la dirección que le decías.
Y por fin, llegada al albergue (Eva's Backpacker), donde soltamos las maletas y nos fuimos a dar una mini vuelta y cenar algo.

He tardado en actualizar el blog por problemillas de tiempo, ya iré contando más en próximos posts, donde contaré los primeros días de la vida por aquí.

Y un saludo a todos mis compis de beca, ¡cada uno en una punta del mundo :)!