Great Ocean Road

La Great Ocean Road es una carretera de 243km, que va desde las ciudades de Torquay a Warrnanmbool (sudeste de Australia, estado de Victoria), y que es conocida por sus vistas ya que recorre la costa. A mediados de Noviembre hacíamos nuestro primer viaje desde que pisamos Sídney por primera vez, con lo cual lo pillamos con bastante ilusión.

Salimos el Sábado a primera hora de la mañana desde Sídney, con destino Avalon, cerca de Melbourne. La verdad es que nunca me había encontrado un aeropuerto así (es para las low cost), era tamaño "Pin y Pon". Allí, Jorge, que trabaja en Melbourne, nos recogió para empezar nuestra primera aventura.

El día acompañaba, totalmente soleado, y al poco de entrar en la Great Ocean Road, ya podíamos disfrutar de las vistas a un mar cristalino.Nuestra primera parada fue Anglesea, donde fuimos a dar un paseo por la playa.


Playa de Anglesea

Después de un desayuno en toda regla, fuimos hacia un campo de golf, famoso porque es fácil ver canguros en él; la suerte no estaba de nuestro lado, era mala hora para ver canguros, tanto así que no vimos ni uno.
Eso sí, había un curioso cartel al respecto:


¡Cuidado con los canguros :O!

Algo alicaidos, seguimos nuestra ruta esperando que con los koalas hubiera más suerte. Por el camino las vistas continuaban, y cada rato había sitio para bajarse y poder contemplarlas tranquilamente:



Great Ocean Road, bordeando un mar cristalino

Llegamos a Lorne, donde estuvimos pidiendo información sobre la Great Ocean Road, y aprovechamos para caminar un rato por los bosques colindantes:



Un rato después, proseguimos nuestra travesía: nuestro destino era Kennett River, y nuestro objetivo principal ¡ver koalas en libertad! Tras el fiasco de los canguros, nuestras expectativas eran bastante bajas; pero la suerte iba a cambiar.

Nos adentramos en la zona de Kennett River con el coche, todos mirando a ambos lados de la carretera a la caza y captura del koala. Y ocurrió, allí estaba, inmóvil en el árbol, deseando que lo viéramos. Luego resultó que seguimos y nos encontramos muchos más, pero la emoción de ver el primero fue intensa.
En general hay que decir que el koala es un animal un poco aburrido, está la mayor parte del tiempo parado en el árbol. Pero como la suerte había cambiado, uno empezó a hacer sonidos (marcando territorio nos explicaron más adelante), y a otro lo pillamos en plena acción haciendo piruetas por el árbol en busca de hojas de eucalipto. Cualquier australiano que nos viera parados mirando un koala también parado, durante más de 10 minutos, debió pensar que no éramos muy listos...pero un koala no se ve todos los días (al menos en mi pueblo :D):



Koala marcando territorio


Koala, modo acróbata buscando hojas de eucalipto



¿No dan ganas de llevárselo a casa?



¡¡Cuuuuuuñaaaaaaaaooooo!!

Eufóricos, pusimos rumbo a Apollo Bay, donde íbamos a pasar la noche. (miento, fuimos al extremo más al sur de Australia a contemplar las vistas, tuvimos que colarnos por un alambrado y atravesar un campo lleno de vacas, pero aún no tengo fotos :P). Tras dejar las cosas en el albergue, fuimos a cenar en torno a las 21h. Para nuestra sorpresa, la mayoría de los sitios estaban cerrando, no nos dejaron ni comer en el establecimiento, nos dijeron que era muy tarde y comimos fuera en unas mesas. ¡Pero si es sábado y son las 21h! En fin...qué raritos estos de Apollo Bay. Luego estuvimos un rato en un bar, y prontito a la cama para aprovechar el siguiente día.


A la mañana siguiente, nos pusimos rumbo a uno de los iconos de la Great Ocean Road: Los 12 apóstoles. Se trata de formaciones rocosas que sobresalen del mar, y que reciben ese nombre como atracción turística más que nada. No sé si en algún momento hubo 12, pero hoy en día no se ven más de 6 o 7. No obstante, mereció la pena, las vistas eran preciosas:


Los ¿12? apóstoles

A continuación nos pusimos rumbo a Beech Forest, donde nos esperaban algunas caminatas por el interior del bosque, y un paisaje bastante bonito, con árboles gigantescos, mucha tranquilidad y algunas cascadas:



Durante el camino de vuelta, seguíamos con la espina clavada, y decidimos tentar la suerte de nuevo, y volver al campo de golf. Esta vez, por ser más tarde, estaba desierto pero... ¡allí estaban! Montones de canguros saltando alegremente :):). No llegamos a acariciarlos porque no se dejaban (y además con ese cartel acabas pensando que te van a pegar un puñetazo, a fin de cuentas no es un zoológico donde están amaestrados), pero estuvimos bastante cerca y los pudimos ver perfectamente:



La famosa bolsa :D

Me encanta la pose de este canguro...

Contentos, felices y contrarreloj, pusimos rumbo a avalón para decir adiós a un fin de semana muy intenso. La verdad es que el viaje mereció mucho la pena, todos acabamos encantados y deseando hacer el próximo, que ya os contaré otro día (espero no tardar tanto en actualizar como esta vez :P).

¡Un abrazo desde Sídney, y enhorabuena a Arturo (Trípoli), que por fin pone rumbo a su destino después de tanta espera por el visado!