Fraser Island (I de II)


Érase la isla de arena más grande del mundo.
Érase una isla mágica, magnífica,espectacular.
Érase 7 jóvenes viajeros en un avión hacia Brisbane.
Érase una aventura que estaba por comenzar....

La isla de Fraser (cuyo nombre viene de los Fraser, un matrimonio que naufragó cerca de la isla) está situada en el estado de Queensland, a unos 300Km de Brisbane, y tiene unas dimensiones de unos 123x25km:


Fuente: en.wikipedia.org

Tiene la segunda mayor concentración de lagos de Australia (después de Tasmania), y su nombre original "K'gari" significa paraíso (creo que cuando veáis algunas fotos estaréis de acuerdo :) ).

Aprovechando un lunes festivo, y tras recomendaciones por parte de varios conocidos, decidimos embarcarnos a principios de Diciembre en una expedición a la isla. Llevábamos un poco el miedo en el cuerpo, habíamos escuchado algunas historias sobre turistas muertos por descuidos (serpientes, arañas, y hasta un coche pasando por encima por acampar en mitad de un camino), sobre los problemas de la marea (hay que planificar cada día en función de la marea, cuando la mareat está alta no se puede atravesar gran parte de la isla), sobre coches estancados en la arena y teniendo que llamar al "servicio técnico" (conducir en la arena es problemático), o sobre atracos a mano armada por no devolver el coche en perfectas condiciones.

Nos pusimos rumbo a Brisbane, donde alquilamos un 4x4 (requisito indispensable para Fraser). Estuvieron más de una hora dándonos una charla sobre el coche, precauciones, "qué hacer si...", sitios "prohibidos" con el coche en Fraser, y mil historias más (nos dijo incluso que su mejor amigo murió debido a la cuerda que se usa para remolcar los 4x4). Acto seguido tocó sesión de supermercado (Fraser Island no es especialmente conocido por sus centros comerciales), y rumbo hacia Rainbow Beach, uno de los dos puntos de acceso a la isla.

Por el camino, observando el letrero trasero de un coche, no pudimos evitar una carcajada generalizada:



No se andan con tonterías, no...

Llegamos a Rainbow Beach, donde habíamos reservado un Ferry, necesario para cruzar con el coche un trayecto de mar de unos 10 minutos:


Nuestro precioso 4x4 subido en el Ferry

Por fin, desembarcamos en la isla, estábamos todos bastante emocionados, el paisaje era bastante bonito y el tiempo acompañaba (para algo llaman a Queensland el "Sunshine State"!). Tras un camino inicial pedregoso (por evitar una de las zonas prohibidas para nuestro 4x4), nos incorporamos a la playa, y fuimos bordeando la isla con el 4x4 contemplando el mar a un lado.

Nuestra primera parada fueron los restos del SS Mahemo, un barco que naufragó a causa de un ciclón y acabó llegando a la costa de Fraser. Posteriormente, fue usado como conejillo de indias para prácticas de lanzamiento de bombas (suena a broma). Hoy en día sus restos (muuuy oxidados, si te cortas con ellos mal invento...) siguen descansando en la orilla de Fraser:




Restos del SS Mahemo


Proseguimos nuestro viaje con dirección Cathedral Beach, para intentar llegar antes de que anocheciera. Se trata de un lugar donde se puede acampar (hay que pagar unas tasas por acampar), y disponer de electricidad, baños, una cocina común... Nosotros optamos por alquilar dos cabañas de 4, y creo que fue una decisión muy acertada; es relativamente barato, terminamos pagando unos 25AUD por noche (unos 14€), y teníamos una cabaña con un ventilador, microondas, nevera...además de una barbacoa propia (se comparte una barbacoa por cada dos cabañas), y unos baños comunes. La verdad es que me esperaba algo mucho peor, fue una sorpresa agradable:

 
            
  Exterior de nuestra cabaña



Zona de Barbacoa

Por cierto, como anécdota, usamos aceite en spray, pero a la vez compramos repelente para mosquitos en spray también; eso implicó activar un sexto sentido para no confundir los botes, un error hubiera tenido consecuencias bastante feas :D


Aceite vs Repelente. No usar en caso de embriaguez.

En la zona de barbacoa teníamos una invitada estrella. Una arañita, seguramente inofensiva, pero después de oir tantas historias cualquiera se fía ;). Y es que el aspecto no es particularmente tranquilizador, al menos para profanos en la materia...



Arañita maja


Tras una barbacoa y una noche de risas (malditos juegos de memoria), terminamos acostándonos no demasiado tarde ya que al día siguiente tocaba madrugar para aprovechar las horas de sol (y la marea baja).

Por primera vez, nos internamos por caminos interiores de arena, lo cual es bastante curioso. El hecho de ver el suelo arenoso, mezclado con la vegetación rodeándole es cuanto menos llamativo. Aparte del hecho de ir a unos 10Km/h, con lo cual las distancias, aunque pequeñas, se hacen bastante largas. Y, bueno, eso sin contar el hecho de ir dando botes todo el camino en el asiento :).


Camino interior

Finalmente, llegamos a nuestro primer destino: El lago Wabby. Desde donde se aparca el coche, hasta el lago en sí hay un buen paseo que, bajo un sol potente, se hace algo largo. Pero es que el simple hecho de saber lo que te aguarda abajo, hace que ni siquiera importe. Y es que desde arriba tienes un pequeño anticipo de lo que te espera...



Vista del Lago Wabby

La verdad es que la composición es cuanto menos curiosa: el hecho de tener arena y agua, que hace pensar en una playa, pero con toda esa vegetación rodeándolo...lo encuentro genial como paisaje.
Una vez abajo, caminamos por las largas dunas en dirección al lago.

Dunas, dirección al lago

Mirando sólo en alguna dirección, daría la impresión de estar en un desierto en medio de la nada:


Arena, y más arena!

El lago en sí se encuentra tras una gran pendiente de arena, lo que daba mucho juego, sobre todo para hacer el cafre corriendo desde arriba y tirándose al lago (intentando no quedarse por el camino). También estaba la variante de la "croqueta", o tirarse rodando hasta llegar al lago cubierto de arena.



Pendiente de acceso al lago Wabby


Lago Wabby

Tras disfrutar como enanos en el lago, decidimos partir para nuestro destino, aquel del que tanto habíamos oído hablar. Y desde luego, no sin motivo... el lago McKenzie nos aguardaba, majestuoso y cristalino, ofreciéndonos uno de los paisajes más paradisíacos que he contemplado en mucho, mucho tiempo.

Continuará......